Gritos que alientan

Gritos que alientan

Muchas veces me llamo la atención qué se grita como aliento en los finales de las carreras en distintos países. Por ejemplo, en los Estados Unidos, donde estuve viviendo un tiempo, los gritos son por los números de los caballos, como por ejemplo “Come on five”, que traducido al castellano es “vamos el cinco”. Bien diferente es en nuestro país, donde el que recibe el aliento es siempre el jockey “Ortega viejo nomás·” por ejemplo. Esa costumbre nuestra suena como más justa porque el jockey es quien tiene que graduar las fuerzas del caballo y por supuesto de su habilidad depende que llegue primero al disco o no.

La cuestión es que el grito de la tribuna surge como un reconocimiento hacia el jinete que por supuesto lleva consigo la aptitud del caballo, pero lo que trasciende es la capacidad del jockey para exigir el máximo esfuerzo de la pura sangre en los metros finales. Y sobre eso es que siempre reconozco como un atributo de los mejores la fuerza que deben tener para lograr que el animal no afloje en el final o que atropelle con todo lo que le queda de energía.

Me parece más justo que se aliente al jockey que al número porque en definitiva es quien gradúa las condiciones de un caballo durante toda la carrera, casi siempre la culpa de una derrota cae sobre el que conduce y la satisfacción de un triunfo también. Expresiones como “la regalo el jockey” o “que faena hizo el jinete” son moneda corriente en la opinión de los aficionados.

Sin embargo, los imponderables que surgen en cualquier desarrollo también inciden en una competencia, como por ejemplo si el caballo tiene un tropiezo, si se encierra a la hora de atropellar o se achica cuando debe pelear con sus rivales. Esto viene a cuento sobre una anécdota que sucedió con un jockey luego de una carrera y de la que fui testigo, resulta que una cuidador lo criticó a un jockey cuando llegó al pesaje luego de que su conducido atropellara tardíamente y perdiera en bandera verde, la charla fue la siguiente: “ Te dije que atropellaras antes y aprovecharas el hueco que dejó el puntero cuando se abrió en la recta “ lo retó el entrenador y el jinete lo miró y contestó: “lo que paso es que el hueco corría mucho y no lo pude alcanzar”.

Son anécdotas que hablan sobre lo que ocurre en una carrera donde las alternativas no son siempre como quiere la gente, pero me sirvió para entender la responsabilidad que sobrellevan los pilotos en la conducción de un caballo. No siempre se puede hacer lo que ellos desean porque abajo tiene a un ser vivo que puede o no obedecerlo en un cotejo donde todo es muy rápido. Las estrategias para competir son importantes, pero siempre chocan con las condiciones de los pura sangre, eso es innegable y me sirvió para valorar debidamente a los jockeys que son fundamentales a la hora de conducir a un animal. Y ahí está por qué considero que el aliento de la gente es mejor y más justo en nuestro país que en otros, porque la fuerza está puesta en el que lo dirige.

El grito de “Ortega, Pezoa o Villagra viejo nomás” es un premio a un trabajo duro pero talentoso de quienes ejercitan su profesión.

Norberto Laterza
De Turf Un Poco

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Norberto Laterza